La ambición de Díaz por el poder comenzó desde mucho tiempo atrás a que
el tomara el puesto de presidente; de hecho en 1867 surgió como candidato la
presidencia ante la derrota se fue a gobernar Oaxaca pero no quedo
satisfecho.
En el año de 1871 se volvieron a celebrar elecciones lanzándose como candidatos
Juárez, Lerdo y Díaz ganando de nuevo Juárez pero esa ocasión se acusaba
por fraude dicha victoria esto motivo a Porfirio Díaz a pronunciar el Plan de
La Noria con el lema “no reelección” este levantamiento armado fue un total
fracaso. Pero aunque Benito Juárez gano lamentablemente en 1872 falleció y
aunque por “justicia” Díaz era el más cercano al poder a causa de que en las
elecciones la diferencia de votos había sido muy poca, de acuerdo a la
constitución el siguiente al puesto era Sebastián Lerdo de Tejeda ocupo la
presidencia de nuestro país.
En las elecciones de 1875 los candidatos para ocupar la presidencia fueron:
Lerdo de Tejada, todavía presidente, Díaz y Iglesias. Díaz se opuso totalmente
a la reelección de Lerdo y pronuncio el Plan de Tuxtepec, en 1876
modifico el Plan para “aliarse” con Iglesias. A pesar de eso Lerdo se reeligió,
pero, Iglesias se puso en su contra y busco el apoyo de Díaz juntos vencieron a
los lerdistas en Tecoac.
Esta fue la primer muestra de interés total de Díaz; porque al vencer a los
lerdistas venció a Iglesias y se proclamó como presidente provisional y entro a
la Ciudad de México el 23 de noviembre de 1876. Esto solo fue el largo camino
de Porfirio Díaz a su meta, el puesto oficial de presidente, a pesar de sus
adversarios Díaz logro lo que quería pero la cuestionante era, ¿Qué haría
ya con el poder en sus manos?.
Hasta cierto punto su inicio fue correcto, el 5 de junio de 1877 juró como
presidente constitucional, consciente de que su poder abarcaría solo 4 años
cuando Díaz tomo el poder no encontró otra cosa en el país más que
inestabilidad social y económica, simples consecuencias de las guerras contra
las intervenciones extranjeras esto limito los grandes sueños de Díaz eso
sueños de hacer avanzar a país en gran manera. Su primer periodo presidencial
se basó en intentar pacificar al país, bajo el lema “Poca política y mucha
administración”
Se puede reconocer que gracias a Díaz se reanudo la paga de la deuda externa,
que Estados Unidos decidiera invertir en nuestro país y el restablecimiento de
relaciones diplomáticas con Francia. Díaz abandono su puesto en 1880 dejando el
país en manos de Manuel González, quien, impulso la construcción de
ferrocarriles también expidió una ley que cambiaba la moneda de plata por
monedas de níquel provocando gran inconformidad.
En 1884 las votaciones favorecieron a un candidato inesperado, si así es, Díaz
volvió a ocupar el puesto de presidente constitucional. Con esto se podría
medir el inicio del pofiriato porque después de este año Porfirio Díaz Mori se
ocupó siete veces la presidencia por reelección cayendo en el total
opuesto a los ideales con los que llego al dicho puesto por primera vez.
Claro sería ilógico negar que durante este periodo de inexplicables
reelecciones el país no mejoró notablemente en un ámbito económico, pero, cabe
destacar este mejoramiento solo era para ciertas clases sociales y para la
mayoría su economía decayó más de lo normal. La situación interna de nuestro
país se basaba en una justificación absurda; Díaz debía gobernar porque
simplemente era el más apto, si así es, se justificaba bajo la teoría de
selección natural de Darwin y el positivismo de Comte, muestra de esto era que
la forma de administración de Díaz estaba apoyada en un grupo de intelectuales
y políticos.
No ha existido época en la que la diferencia entre clases sociales sea más
notoria la riqueza y el gran avance del país, ese concentraba solo en algunas
personas , todo miembro del proletariado (trabajadores) era discriminado y
explotado con jornadas de entre 12 y 16 horas dándoles como única opción acudir
a tiendas de raya porque el sueldo que recibían ni siquiera les proporcionaba
lo básico, su situación era pésima ya que habían perdido sus tierras y su
trabajo no era propio todos trabajan para alguien y ese alguien disfrutaba las riquezas
producidas.
El lado superficial, o la cara linda del país en dicha época solo la veían los
profesionales asalariados, comerciantes, políticos, diplomáticos y por supuesto
los inversionistas y hacendaos por ser dueños de la mayor parte del territorio
nacional. Quien también disfrutaba de este avance eran los inversionistas
extranjeros ya que, la penetración de capitales extranjeros ayudaban a
propiciar la industrialización del país; Díaz fue quien dio todas las
facilidades para que pudieran invertir el auge de la industrialización se
concentraba en las industrias: alimentaria, cementera, hulera y textil.
En esta época también se otorgaron las primeras concesiones a las compañías
petroleras (Mexican Eagle Oil, Huasteca Petroleum Co.) también, la minería fue
área de gran inversión para los extranjeros convirtiendo a México el país más
productor de plata a nivel mundial resurgiendo en dicha actividad las ciudades
de Guanajuato, Zacatecas, Taxco, Pachuca, San Luis Potosí etc.
Con las ganancias producidas por estas actividades se dio la oportunidad
de impulsar al país con el ferrocarril facilitando la conexión de territorios
no solo para comercializar si no también como un medio de transporte y comunicación
para millones de personas. En el pofiriato se instalaron más de 20 mil
kilómetros de vías ferras. La entrada de dinero al país y el aumento de
movimientos bancarios provocaron que en 1890 se contara con más de veinte
instituciones bancaria, cuando años atrás en 1880, solo existía el Banco de
Londres, México y Sudamérica. Provocando esto que México alcanzara por primera
vez un superávit, es decir, que los ingresos eran mayores a los egresos.
Bibliografía
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Díaz, del heroe al dictador, una biografia politica. México: Red de
revistas cientificas de latinoamerica.
Rodríguez Aguilar, J. (2013). Historia
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Sierra Campuzano, C. (2009). Historia
de Nuestro Tiempo. México: Esfinge.
Vásquez de Knauth, J. (1975). Historia
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